viernes, abril 27, 2007

80 AÑOS DE CARABINEROS DE CHILE


La fundación de Carabineros de Chile el 27 de abril de 1927, induce a pensar que la Institución es bisoña y carece de un gran bagaje histórico.

Sin embargo, tiene raíces que nacen con nuestra historia como nación y, por lo mismo, no es una entidad aislada de aquellas que le antecedieron en la imprescindible tarea de velar por la seguridad y el orden públicos.

Sus antecedentes entroncan con la llegada a Chile de las huestes conquistadoras de don Pedro de Valdivia, quien designó, el 25 de abril de 1541, a Juan Gómez de Almagro -sobrino del descubridor de Chile- como Alguacil Mayor.


Este fue un cargo que tuvo como función desarrollar las primeras tareas policiales en nuestro territorio, las que si bien estuvieron inicialmente orientadas a servir a la población hispana, muy luego se extendieron hacia todos aquellos miembros de etnias nativas que se unieron a los españoles para dar lugar a lo que posteriormente sería nuestra nacionalidad.

La designación recayó en una persona que, según nuestro primer gobernador peninsular, era un "hombre de honra", razón por la cual reunía las cualidades exigidas por el cargo.

Esta condición y la vocación de servicio público que demanda la tarea policial, están vigentes hasta la fecha, y continuarán estándolo como esencia de la doctrina de Carabineros de Chile.

Desde aquella lejana fecha, muchos han sido los que, con diversas denominaciones y características, han desempeñado labores policiales en nuestro país.

Los Dragones de La Reina, los Serenos o Celadores Nocturnos, los Vigilantes del Corregidor Zañartu, los Alcaldes de la Hermandad (que custodiaban en campos y caminos) o los temidos Talaveras de San Bruno, son parte del ancestro colonial de Carabineros, el que fue enriquecido durante los primeros años de la República por el Cuerpo de Gendarmes para las Colonias, el Regimiento de Carabineros y las policías Municipal y Fiscal.


En esa última etapa resalta el heroísmo, rodeado de leyenda, del capitán de húsares don Hernán Trizano Avezzano, un oficial del Ejército que consolidó en memorables episodios el orden y la ley en el sur del país, donde los cuatreros y otros delincuentes eran el azote de esforzados colonos.


Ante él y sus bravos jinetes sucumbieron avezados delincuentes, algunos de tenebroso y triste recuerdo, lo que permitió que una fértil región de nuestro territorio pudiera contribuir al desarrollo de nuestra economía y al progreso general del país.

Arauco, Malleco, Cautín, Valdivia, Llanquihue y Chiloé, provincias que hoy constituyen nuestras regiones Octava, Novena y Décima, fueron liberadas por Trizano y sus hombres de las montoneras formadas por antisociales sin ley ni dios.

Esos valientes, integrantes del Cuerpo de Gendarmes para las Colonias, combatieron la delincuencia con singular éxito desde la fundación de esa organización, en 1896, y se hicieron merecedores del aprecio, admiración y gratitud ciudadanos.

Sin embargo, esa policía rural y aquellas que servían a la comunidad citadina o también a la campesina, no eran suficiente respuesta para las nuevas exigencias del siglo XIX que fenecía, y de la nueva centuria que se aproximaba con crecientes e ignotos desafíos.

Llegaba, pues, el momento de crear un ente policial único en el país, moderno y con una estructura y mando a nivel nacional.

Las condiciones para alcanzar tal objetivo estaban dadas, tanto por una necesidad social imperiosa como por la reducción de esfuerzos humanos y costos materiales que implicaba tal iniciativa. Y también por la ineficacia que, en gran medida, provenía de esfuerzos distintos, descoordinados o contrapuestos.

De esta forma, en los albores del nuevo siglo, el Presidente Germán Riesco dispuso que los regimientos de caballería Dragones, Lanceros, Guías y Cazadores pusieran a disposición del Ministerio del Interior un escuadrón cada uno. Así, el país contó, desde 1902, con una organización militar y jerarquizada para encarar la delincuencia.

Los cuatro escuadrones dieron origen, un año después, al Regimiento de Gendarmes, el que, a poco andar, pasó a llamarse Regimiento de Carabineros. Esta fue la unidad que se conoció también con el nombre de Cuerpo de Carabineros y a la que luego se sumó el Cuerpo de Gendarmes para las Colonias, del mítico capitán Trizano.

Ese relevante paso hacia lo que años después sería Carabineros de Chile, se materializó a través del Decreto Supremo N° 4.858, que dictó el Presidente Pedro Montt el 16 de octubre de 1908.

Durante los siguientes dos años, el novel Regimiento de Carabineros experimentó cambios de gran relevancia, uno de los cuales le permitió contar con una organización centralizada y una autoridad única. Y otro fue el que dio origen a la Escuela de Carabineros, plantel fundado por Decreto Supremo Nº 5.565, del 19 de diciembre de 1908. Este instituto estuvo dedicado, sólo en su primer año, a la formación de personal de tropa, limitación que no le impidió representar el prólogo de lo que muy pronto sería una policía uniformada capacitada profesionalmente en la prevención y represión del delito, y en la conservación del orden y la seguridad públicos.

Un año más tarde, fue dado otro paso trascendental hacia la satisfacción de una demanda social en aumento por mayor protección. Consistió en el Primer Curso de Aspirantes a Oficiales impartido en la escuela arriba mencionada, el cual fue autorizado por el Decreto Supremo N° 2.843, de 28 de agosto de 1909.

Esta iniciativa correspondió al general de brigada José Flores Ruiz, distinguido militar, íntimamente vinculado con la historia de la policía uniformada chilena.

En forma casi coetánea con lo anterior, funcionaron las policías municipales y el Servicio Policial Fiscal.

El último jefe del regimiento conocido popularmente como Cuerpo de Carabineros, fue don Carlos Ibáñez del Campo, a la sazón coronel de Ejército, un hombre de gran visión y con estatura de estadista que, tras asumir el Ministerio del Interior y luego la Vicepresidencia de la República, promulgó el Decreto con Fuerza de Ley N° 2.484, del 27 de abril de 1927, el cual unificó esa unidad militar con las policías Fiscal y municipales.

Fue así como se centraron en una institución todos las obligaciones y facultades de la policía uniformada, establecida desde entonces como única en el país.

De esta manera, se fundó Carabineros de Chile -primero dependiente administrativamente del Ministro del Interior y luego del Ministerio de Defensa Nacional-, una organización que desde su nacimiento añadió a su patrimonio doctrinario los valores de las entidades que desde 1541 la antecedieron en su misión de velar por todos los habitantes de nuestro territorio, y que heredó de ellas sus mejores y más ricas experiencias.

A partir de entonces, Carabineros de Chile ha forjado su propia historia, jalonada de sacrificios y servicios a la comunidad. Todo ello dentro de sus parámetros institucionales que la caracterizan como una policía con carácter militar, abocada plenamente a las funciones que le son propias y nuestro ordenamiento jurídico le asigna.

Sus casi mil mártires caídos en el cumplimiento del deber la convierten en la organización uniformada nacional que ha ofrendado más vidas al país en tiempos de paz. Y eso, más las vitales tareas que cumple y el relevante nivel de respetabilidad, prestigio y credibilidad que ha alcanzado entre la población, le han dado, por méritos propios, la calidad de institución permanente de la República.
(Fuente: www.carabinerosdechile.cl )

No hay comentarios.: