jueves, mayo 08, 2008

EL CHAITEN


Artículo aparecido hoy 08/05/2008 en un diario de la Provincia de Chubut de la República Argentina.

"Ya lo dice el refrán: mal de muchos consuelos de sonsos. Lo del volcán Chaitén, en el sur chileno, es grave y ha afectado no solo a regiones chilenas sino que la erupción tuvo consecuencias en ciudades argentinas.

Infinitamente peor fue lo que pasó en la península italiana, en el año 79 de la era cristiana, cuando el Vesubio, un cerrito de 1.277 metros de altura que está a ocho kilómetros al sudeste de Nápoles, entró en erupción y sepultó bajo un manto de cenizas las ciudades de Herculano, Estabias y Pompeya.

Pero en la historia de la erupción del Vesubio hay mucho más que cuestiones volcánicas. Tito Flavio Vespasiano había nacido en el año 39 de la Era Cristiana y cuando el 24 de Junio de aquel año murió su padre, que lógicamente también se llamaba Vespasiano, él pasó a ser el Emperador y al principio todos chochos. Pero después el pueblo vio ciertas desprolijidades en la vida del Emperador y lo obligó a separarse de la Princesa Berenice, hermana de Agripa II quien ya se había casado tres veces sin entrar en detalles. Pero además Agripa no era el mejor ejemplo de lo más correcto.

De todas maneras en el año en que asumió el poder Tito inauguró un elegantísimo Coliseo y para que todo quedara en limpio, unos baños termales, que se llamaron los Baños de Tito. Empero la lluvia de cenizas del Vesubio fue tan enorme que durante años se fueron excavando construcciones en una vasta zona italiana y se fueron encontrando, intactos, verdaderos testimonios de lo que había sido aquel momento trágico. Lo que pasó con el Chaitén fue afortunadamente distinto. Las cenizas no taparon ninguna ciudad chilena, la sociedad estaba ya organizada de otra manera, había caminos expeditos para huir, vehículos rápidos para escapar a las cenizas candentes y varios médicos se ocuparon de auxiliar a los afectados por las cenizas.

Todo fue distinto en el caso del Vesubio y si en algo se parecen los casos del Chaitén y del Vesubio es que en términos generales el viento, en ambas zonas y al momento de precipitarse del desastre, soplaba de norte a sur. Grado más grado menos. Las cenizas de un volcán no saben de fronteras ni de kilómetros. Entre el Chaitén y la frontera con Argentina hay, un poco más de 50 kilómetros. De la frontera a Esquel, tal como vuelan los pájaros, hay 60 kilómetros. En total, un poco más de 100 kilómetros, a lo largo de los cuales, impulsadas por un viento que apuntaba hacia el este, las cenizas subieron, se enfriaron en las alturas y por consiguiente cayeron. Sobre Esquel y Trevelin, pero por que ya los medios de comunicación eran totalmente distintos a los que habían sido en los tiempos de Vesubio, la gente supo, con algunas horas de tiempo, que era lo que se venia. Y se cerraron puertas y ventanas y se improvisaron barbijos por si era imprescindible salir y se pensó de qué manera se podía ayudar a los chilenos. La televisión y la radio le hacían ver y oír a la población chubutana que era lo que estaba pasando. En un tono gris se vieron los paisajes familiares, los médicos se prepararon para asistir a los afectados por las cenizas, pero que se sepa, el caso del Chaitén no era, gracias a Dios, el caso del Vesubio.

El gobierno argentino habló de pesos disponibles para la ayuda a los hermanos chilenos. Y mientras tanto se seguían, con un toque de angustia, las noticias de que se habían producido nuevas erupciones del Chaitén, y que el hongo de las cenizas llegaba a los 20.000 metros de altura, y que el viento, que por suerte para unos y por desgracia para otros, no tenía por suerte gran fuerza. Y en todas partes se monitoreaba el aire para detectar la presencia, aún cuando fuera mínima, de las cenizas del Chaitén. Pero un volcán no es algo que se enciende y se apaga con un botón. Se tomaron todos los recaudos necesarios en el momento necesario y cuando hubo seguridad, los chicos volvieron a las escuelas, y la gente barrió las cenizas. Y siguió viviendo.

Estamos en el Siglo 21 y ahora los problemas se manejan de otra manera. Tantas veces uno se preguntó, cuando la Nasa mandaba al espacio tal o cual aparato, para que se gasta plata en cosas que no le van a servir al hombre de la calle en nada. Pero esta semana, entre otras cosas, se vio para que sirvieran algunas de esas cosas inútiles. Una cámara automática, montada en uno de esos sistemas “inútiles,” tomó una foto y la mandó a la Tierra para que se vea por donde vienen y para donde van las cenizas del Chaitén, que van hacia el este y se pierden sobre el mar. En 1908 la gente hubiera allí en la costa sur chubutana habría vivido mirando hacia el cielo temiendo ver aparecer en cualquier momento la nube de las cenizas. Pero ahora la foto de la Nasa esta diciendo “tranquilos la nube volcánica es una cosa que va casi derecho de la zona de Esquel al mar”. Gracias por la noticia.
Estamos en el 2008 y podemos mirar la Tierra desde afuera. También se puede decir que estamos mirando para ver como podemos ayudar a los chilenos de la zona del Chaitén a pasar el mal trago.
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