En el siglo XVI, cuando los españoles tomaron contacto con el actual territorio chileno, éste estaba poblado por diversas tribus amerindias, cada una con su propia identidad. Entonces Chile no existía como nación y estaba conformado por comarcas inconexas que recibían diferentes nombres, como Copayapo, Cuquimpu y Canconicagua. La supremacía en Sudamérica la ostentaban los incas y su poderoso imperio dominaba a las tribus situadas al norte del río Maule.
En sus “Comentarios Reales”, el español Garcilaso de la Vega relata que los embajadores del reino Tucma, le habrían hecho saber a Viracocha, el octavo rey inca, que “al sur poniente de su tierra estaba Chilli, del que habían escuchado hablar a sus padres y abuelos, pero con el que no tenían ningún contacto a causa de la infranqueable cordillera”. De esta manera, el territorio desconocido que se extendía al sur del mundo, el conjunto de valles que atravesaban el desierto y las leyendas de tierras fértiles y pobladas que habría más allá, se habrían pasado a denominar Chilli y con el tiempo, Chile.
¿Por qué este nombre? Algunos cronistas opinan que la voz Chile podría derivar del característico grito del tril, un pájaro que abundaba antiguamente y que durante el vuelo repetía “chi-lí, chi-lí”. Otros, como Benjamín Vicuña Mackenna y Diego de Rosales, atribuyen el nombre a un cacique, ya que se acostumbraba denominar a los lugares por el nombre de quienes lo habitaban (Cachapoal, Ñuble, Maule, Mulchén, Panamá y Bogotá, son algunos ejemplos). El cronista Diego de Rosales llegó a precisar incluso que el cacique habría sido Tili, que vivía en el valle de Aconcagua y que su nombre se habría ido deformando hasta convertirse en Chilli y luego en Chili.
Existe una tercera hipótesis la cual relaciona el nombre del país con el vocablo “Tchili”, del antiguo idioma quichua, que significa frío o nieve. Con ese nombre los aborígenes habrían designado al río y al valle de Aconcagua y luego habrían denominado Chili-mapu a la región.
En todo caso, es un hecho que el nombre de Chile es muy antiguo y fue transmitido por los indios peruanos a los conquistadores, quienes habrían cambiado la “i” final por la “e”. En una carta de Pedro de Valdivia a Hernando Pizarro, el español se refiere al valle del Mapocho diciendo que éste se encuentra "doce leguas más delante de Canconicagua, lo que el adelantado Almagro llamó el valle de Chille", confirmando que sería dicho valle el que se llamó primero "Chille". Posteriormente la denominación se habría extendido a todo el territorio y el valle habría recuperado su nombre primitivo (Aconcagua). Cabe notar que después de la muerte de Pizarro, en Perú se desató una guerra civil y los partidarios de Diego de Almagro eran apodados "los de Chile".
Tras el bautizo del país vino su identificación y a diferencia del Perú que se asociaba con el oro, la plata y la riqueza fácil, el nombre de Chile solía ser sinónimo de precariedad, trabajo y sacrificio.
Don Alonso de Ercilla y Zúñiga, el joven capitán español que adquirió notoriedad como poeta, en su poema épico “La Araucana” se refirió al país en los siguientes términos:
“Chile, fértil provincia y señalada
en la región antártica famosa,
de remotas naciones respetada
por fuerte, principal y poderosa.
La gente que produce es tan granada,
Tan soberbia, gallarda y belicosa,
Que no ha sido por rey jamás regida
Ni a extranjero dominio sometida."
Góngora de Marmolejo, Mariño de Lobera, Gerónimo de Vivar, Alonso Ovalle y otros cronistas de la época, terminaron consolidando la existencia de Chile al describirlo como una unidad y al hacer notar sus singularidades, como su peculiar forma alargada, su imponente cordillera volcánica y su terreno movedizo.
"Vaina de espada, angosta y larga" lo describió Góngora de Marmolejo, a lo que Gabriela Mistral replicaría más tarde: "Han dado a Chile los comentaristas la forma de un sable … la metáfora sirvió para los tiempos heroicos… mejor sería atribuirle la forma de un remo, ancho hacia Antofagasta y aguzado hacia el sur. Buenos navegantes somos en país dotado de inmensa costa".
Por ello se ha escrito que el nombre e identidad de Chile se deben a caciques, guerreros, cronistas y poetas.
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